¿CUÁNDO DEJA DE SER SANO EL MIEDO?






El miedo nos hace ser humanos, todos lo hemos sentido, incluso soy de la opinión de que es sano sentir miedo en ocasiones, porque nos alerta de un posible peligro, pero ¿cuándo deja de ser sano el miedo para convertirse en un problema?
Esta es una de las preguntas  que casi todos nos hemos hecho alguna vez, y creo no equivocarme cuando afirmo que pocas veces o ninguna hemos conseguido unas respuesta satisfactoria. "El miedo, en general, es una energía que se encuentra tremendamente presente en nuestras vidas e inserta en nuestras acciones más cotidianas. Es un invitado de piedra constante, que nos paraliza y nos va alejando de nuestro verdadero poder interno, haciéndonos sentir desprovistos de recursos y bien situándonos en una postura de víctimas frente a las circunstancias a nuestro alrededor".

Si bien es cierto que necesitamos vivir y sentir cada una de nuestras distintas experiencias, es muy importante estar conscientes de que existe una energía mucho más grande y potente que el miedo, y que siempre está presente, tal como un día nublado en el que sabemos que existe más luz por sobre lo gris: El amor, como energía revitalizante, limpia y vibrante.

Cuando el miedo se hace incontrolable pasa a convertirse en una patología que puede desencadenar otros trastornos como nerviosismo, ansiedad, y diversas fobias, entre otros. En estos caso la opción es consultar con un profesional en la materia que nos oriente y establezca un plan para liberar esos miedos y racionalizarlos. Hay técnicas que pueden utilizarse como la técnica de liberación emocional si tu miedo viene de una mala experiencia del pasado lo aconsejable es liberar ese trauma. Si en cambio proviene de padres u otras figuras de autoridad , tomando conciencia de que no es tuyo y comprendiendo que es así por decir hereditario te va a ayudar a liberar ese miedo.

Por su parte Felipe Cortés comparte tres consejos aprendidos desde su experiencia,  el ensayo y error y la inspiración de distintas y grandes personas que lo han ayudado a comprender la dimensión general del miedo: No importa la causa ni la vivencia relacionada, el miedo es siempre miedo, y por ello, la invitación es dirigirse hacia adentro:

  • Abrazar los miedos: Esto es un paso sin duda extraordinario: Convertir al miedo en una parte de nosotros, como lo opuesto al amor, y abrazar y querer esa parte de nosotros, porque nos define y nos da el carácter de seres humanos. Lo divertido de todo, y que logré descubrir, es que tanto el miedo como el amor son inversamente proporcionales. Así, mientras más me enfoco en el amor, menos miedo hay en mi vida, y viceversa. Muchas veces, el miedo surge de nuestra falta de confianza, por lo tanto, es fundamental el lograr imprimir nuestros días con una mayor dosis de confianza y actitud empoderada.
  • Dar el paso: Si bien no es la idea pretender eliminar todos nuestros miedos de una vez o radicalmente, sí es importante reconocerlos e ir dando pasos, pequeños, pero constantes, en camino a nuestros miedos. Si no tenemos claro cuál o cuáles son nuestros miedos realmente, la invitación es a prestar atención a las sensaciones físicas que van acompañando a nuestros miedos, cerrar los ojos enfocándonos ahí y brindarnos amor para que ese miedo se vaya disolviendo. Una buena forma de ir aumentando el amor hacia nosotros mismos es a través del ehercicio de la gratitud.
  • Siempre seguir adelante: No estamos solos, y pedir apoyo es siempre beneficioso si no logramos trabajar nuestros miedos por nosotros mismos. El miedo es natural en nosotros, y por tanto, no es necesario culparnos ni sentirnos mal por mantenerlo en nuestro día a día. En última instancia, no se trata de prestarle atención al miedo, sino que a su opuesto: El amor. Y mientras seamos más amor, el miedo se irá disolviendo de forma gentil y natural, y sin siquiera realizar un gran esfuerzo.


El miedo no es a lo desconocido, sino a la pérdida de lo conocido. Creemos equivocadamente que es a lo desconocido, pero es siempre a perder lo conocido. Lo conocido es lo conocido; tenemos nuestras comodidades y nuestras seguridades, nuestra implicación en lo conocido y nuestra inversión en lo conocido, y tenemos miedo a perderlo y alejarnos de ello.

Nuestros miedos pueden ser nuestros grandes aliados si así lo deseamos. Todos ellos nos van invitando a cruzar una línea que nos separa de la grandeza de quienes realmente somos. Como todo en la vida, es una experiencia y un viaje a embarcarse de forma opcional. Lo importante, después de todo, es tener la siguiente certeza: Todo lo que esté dentro de nosotros, y depende de nosotros mejorar, está siempre en nuestras manos.

 



Con información de:  http://www.guioteca.com.y  http://www.espiritualidad.es

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