UN POCO DE OCULTISMO...
El hombre ha sentido siempre la presencia de fuerzas ocultas a
su alrededor, y de fuentes secretas de conocimiento y poderes latentes
en su interior. El ocultismo describe las creencias del hombre sobre ese
"otro mundo" misterioso y sobre los medios con que ha intentado entrar
en contacto con él. Las creencias sobre lo oculto han variado de una
cultura a otra, cambiando con el progreso de la ciencia. Pero, aunque
la ciencia explica que la gravedad hace caer una manzana de un árbol, no
intenta decir por qué ésta golpea precisamente a aquel hombre
determinado que pasaba por debajo. El ocultismo se ha centrado en
intentar predecir, prevenir o producir acontecimientos, no en
explicarlos.
El marco histórico
Para los ocultistas, la dimensión sobrenatural incluye diversos
dioses y demonios a los que se atribuía, y a veces se atribuye, una
influencia sobre la meteorología, las cosechas y la procreación. Los
hombres creían antiguamente que su propia supervivencia dependía de
estos poderes. La creencia en la vida después de la muerte, en espíritus
y fantasmas era casi universal.
Reconociendo el poder de la sugestión o de la autosugestión,
santones como los magi (sacerdotes persas de cuyo nombre procede la
palabra magia) inventaron símbolos y rituales para concentrar la mente.
Cultos paganos basados en esos rituales sobrevivieron al empuje de
grandes religiones, como el cristianismo; pero, desde cl siglo xiv, las
prácticas ocultistas comenzaron a ser condenadas por la Iglesia como
diabólicas. La persecución de los albigenses, que sostenían que el mundo
material había sido creado por el demonio, llevo a la caza de brujas en
Europa y mas tarde, en América. Se decía de las brujas que podían tomar
la forma que quisieran, volar a la velocidad del rayo en una escoba,
convertir a hombres en animales y provocar una infinita variedad de
desastres mediante pociones mágicas y encantamientos.
La tortura y quema de las supuestas brujas creó un clima de
histeria que en realidad fortaleció la brujería y que duró hasta el S.
XVIII. Proliferaron las historias de gentes que se convertían en lobos
(licantropía) y de cadáveres que no se descomponían porque se
alimentaban en cuerpos vivos (vampirismo); y se creía en espíritus
benignos, como las hadas y los elfos. Se utilizaban oraciones, ritos y
talismanes para invocar asistencia o para ahuyentar la mala suerte.
Todavía hoy conservamos residuos de supersticiones, como el "tocar
madera" y aún se practican exorcismos para sacar los "demonios" de
personas supuestamente "poseídas".
La profecía y la buenaventura
La predicción del futuro ha sido siempre una preocupación
habitual, practicada con los más diversos medios, desde estudiar el
firmamento o las entrañas de los animales hasta interpretar formas
fortuitas en monedas, cartas, dados o bastoncillos, como en el libro de
sabiduría chino I Ching. El vidente europeo más notable fue Nostradamus
(1503-66), médico y astrólogo francés que escribió más de 600 oscuros
versos que han sido interpretados como predicción precisa de la
Revolución francesa y de otros importantes acontecimientos.
En el siglo
XVIII habían caído en desuso métodos de adivinación más extraños y
antiguos, como la cefalomancia (crepitación de una cabeza de burro
ardiendo), la hidromancia (ruido de una corriente de agua) y la
onicomancia (reflejo en las uñas de una muchacha virgen untadas con
aceite). Pero aún seguían usándose las cartas del Tarot y muchos otros
métodos tradicionales de predicción. Algunos gitanos convirtieron en
oficio la interpretación de cartas, sueños, bolas de cristal, hojas de
té y palmas de las manos.
A mediados del S. XIX se avivó el interés por la antigua
creencia de que los espíritus de los muertos pueden a veces verse u
oírse. La invención de la fotografía dio fuerza a la idea de que los
fantasmas eran almas en pena atrapadas entre este mundo y el otro, ya
que en la película revelada se apreciaban a veces unas formas
fantasmagóricas. Los espiritistas creían que una persona psíquicamente
muy sensible, llamada médium, podía alcanzar un estado de trance en el
que recibía mensajes de los difuntos.
El movimiento espiritista
El movimiento espiritista nació en Estados Unidos en 1848,
cuando las jóvenes hermanas Fox afirmaban que por toda su casa se oían
aldabonazos y que los objetos se caían de los estantes o los tiraba un
duende. Más tarde se rechazaron las pruebas de que se habían
"comunicado" con ese espíritu, pero surgieron numerosos médium que
parecían tener aptitudes paranormales. Entre ellos destacan Helena
Blavatsky (1831-91) fundadora de la Sociedad Teosófica, y Daniel Home
(1833-86) que impresionó a la realeza europea y desconcertó a los
escépticos con fenómenos como descensos bruscos de temperatura, mesas
flotantes y levitación de su cuerpo. Se puso de moda organizar sesiones,
reuniones para comunicarse con los muertos. Las respuestas a las
preguntas de los participantes aparecían escritas en una tabla llamada
ouija o bien consistían en sies o nones indicados por el número de
golpes o inclinaciones de la mesa.
El interés por el espiritismo declinó
por el predominio de los charlatanes que explotaban la credulidad de
los deudos. Pero en el siglo xx, tanto en Oriente como en Occidente,
numerosos científicos, se interesan cada vez más por la explicación de
las fuerzas "psíquicas" y "videntes". Sus estudios permitirán quizás
exponer y explicar algunos de estos misteriosos elementos que, según
James Jean (1877 - 1946), hacen que el universo empiece a parecer más
una gran idea que una máquina.
Las artes adivinatorias que intentaban entrever el destino del
hombre por medios ocultistas fueron agrupadas en diagrama por R. Fludd
(1574-1837). Estas artes comprendían la profecía, la geomancia, la
astrología, la fisiognomía, la quiromancia y la ciencia de la pirámide.
La "planchette" era muy usadas finales del siglo XIX para
producir "escritura automática", supuestamente dictada por espíritus, se
ponían las manos sobre una tablilla que podía moverse libremente y que
sostenía un lápiz.
La levitación era una de las proezas más sorprendentes que
Daniel Home ejecutaba ante un público entendido. Los aparentes poderes
ocultos de este médium nunca fueron ni impugnados ni probados
totalmente.
La buenaventura tal como se practicaba en China antes de 1545
se basaba normalmente en el uso de monedas o bastoncillos, el método
clásico I-Ching se remonta al año -1000.
Jeane Dixon, vidente americana, utilizó una bola de cristal
para predecir diversas derrotas y victorias electorales, así como la
muerte de Marilyn Monroe y John y Robert Kennedy. La baraja del tarot
contiene 78 cartas en forma de cuatro series: bastos, copas, espadas y
oros. Las caras llevan símbolos que en algunos casos proceden del
antiguo Egipto y que se cuentan entre los más antiguos conocidos: el
Sol, la Luna, los enamorados, el demonio, el árbol de la vida. Cada
serie tiene un tema básico. Una vez elegidas y sacadas las cartas según
métodos diversos, cada una modera e influye a su vecina. Los buenos
intérpretes del Tarot se basan en gran medida en la intuición.
Las fotografías de espíritus" mostrados por médium del S. XIX
podían ser fácilmente falsificadas por magos de salón en la mayoría de
los casos. Algunos médiums fueron sorprendidos usando ayudantes o
diversos métodos mecánicos para producir la ilusión de una sustancia
espiritual llamada ectoplasma. Los espíritus han sido más cautos con la
fotografía infrarroja tomada en la oscuridad.
La Idea del hombre como un microcosmos del universo es una
noción griega de la que han derivado numerosas artes ocultas, entre
ellas la metoscopia, interpretación de las líneas de la frente o los
lunares del cuerpo En este grabado del S. XVII, los caracteres del
sujeto se inferían a partir de una serie de círculos, que quizá
significaban el reflejo en el hombre de las órbitas "circulares" de los
planetas en torno al Sol. Los seguidores de la metoscopia creían que las
líneas y lunares eran las estrellas del cuerpo.
La quiromancia, intento de inferir rasgos humanos y de predecir
el futuro a partir de las rayas de la palma de la mano, es un arte muy
antiguo. Durante el siglo XV, los principales rasgos de la palma de la
mano se relacionaban con los planetas y signos del zodiaco. Se llama
quiromancia (adivinación mediante las manos) en recuerdo de un experto
vidente moderno, el conde irlandés Louis Hamon, que se llamaba asimismo
"Queiro".
Hacer aparecer los espíritus figuraba entre las proezas
ocultistas de las que consideraba capaz John Dee (1527-1608), el más
célebre experimentador psíquico inglés del siglo XVI. Junto con su amigo
Edward Kelley, Dee registró largas conversaciones con diversos Ángeles,
inventor y astrólogo, Dee era un político astuto y fue consejero de
Isabel I (1533 – 1603).
Tomado de: http://mitologiayleyendas.ning.com
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