EL VUELO DE LAS BRUJAS
En la Edad
Media, muchos creían que algunas mujeres cabalgaban "por la noche con
Diana, la diosa pagana... a lomos de ciertas bestias... recorriendo
espacios inmensos." Durante siglos, la Iglesia cristiana condenó
esta creencia, a través del Malleus Maleficarum, e impuso penitencia
por ella. Luego cambió de parecer. En el siglo XIII, el papa Alejandro
IV dictaminó que la herejía estaba relacionada con la brujería, y en el
siglo XVI cualquiera que negara la existencia del vuelo nocturno de las
brujas ¡podía ser quemado como una de ellas!
Las diosa de las brujas tenía varios nombres, pero algunos textos se refieren comúnmente a ella como Diana, o Artemisa, la diosa de la Luna. Su templo en Éfeso, en la Turquía actual, fue un centro religioso clave del mundo antiguo. Los sicilianos creían que los jueves por la noche las seguidoras de Diana dejaban sus cuerpos acostados al lado de sus esposos y volaban por la oscuridad, para bailar y solazarse con las almas de los muertos. Aportaban fertilidad y abundancia a las casas bien cuidadas y consumían las ofrendas que se les dejaban.
Estos viajes en sueños eran para la Iglesia abominaciones demoníacas. Durante los siglos XVI y XVII muchas mujeres confesaron volar a los aquelarres con el diablo. Los hombres también volaban a veces. En Suiza, las brujas cabalgaban en ocasiones sobre lobos, pero también los enormes gatos negros y las cabras eran populares. Gradualmente, los medios de transporte llegaron a incluir objetos como sillas, palas, palos rajados y especialmente escobas frotadas con ungüentos mágicos hechos con belladona, acónito, cicuta y otras plantas venenosas. Se decía que el aceite de estos bálsamos provenía de la grasa hervida de niños no bautizados, o bien de otros robados de sus casas o desenterrados de las tumbas. Los investigadores consideran actualmente que estos vuelos fantásticos se debían a ilusiones provocadas por drogas y a una imaginación muy vivaz.
Fuente: http://www.facebook.com/pages/Fulgeo-Fulsi/125493644273267
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